Desde mi ventana
sólo veía llover,
aunque el día
era soleado.
El café me miraba
desde la mesada de la cocina
como la vida misma:
frío y amargo.
Me preguntaba
cómo había llegado yo
a eso, pero
ya sabía bien la respuesta
Simplemente
me preparé para salir
a la lluvia
Tuve la vida en mis manos
por un instante, luego
la perdí, y fui
a empaparme en ese sol
tan mojado que sufren
los que no volveran a
ser amados.
(Escrito en algun punto entre el 28/09 y el 04/10)